El poder de Dios en nuestra vida es verdaderamente impresionante y representa la fuerza para seguir luchando contra cualquier tempestad que se presente.
Aunque parezca que vamos contra corriente, esa fuerza que solo Dios nos puede dar, es la que nos levanta y nos pone listos para la siguiente batalla.
La palabra de Dios establece que si confiamos plenamente en Él, le confesamos como nuestro Salvador y le presentamos todas nuestras cargas, nos hará descansar y suplirá todas nuestras necesidades en todos los sentidos de nuestra vida.
Al conocer el poder de Dios por medio de su palabra, de su Espíritu Santo y del bautismo, somos transformados y renovados, lo cual nos hace sentir verdaderamente una nueva persona.
Y conociendo ese poder que solo Dios tiene, podemos caminar con la seguridad de que nos protegerá y nos guiará a seguir en el camino que Él tiene marcado para cada uno de sus hijos.
Porque sabemos que solo Jesucristo es la respuesta, nuestra luz y fortaleza en todas las tribulaciones, quien hace posible lo que para nosotros en nuestra condición de humanos es imposible.