Dar alabanza y gloria a Dios debe ser una acción fundamental en la vida del cristiano, ya que solo Él es digno de recibirla por ser nuestro Creador.
Por su palabra sabemos que existen coros de ángeles alabando de día y de noche a nuestro Dios, por lo tanto también como humanos debemos recordar la importancia de esa práctica.
La Iglesia de Cristo no debe descuidar la alabanza ya que es un ejercicio que tiene poder, que a Dios le agrada en gran manera y es parte esencial en la vida de los creyentes.
La alabanza del redimido debe ser constante ya que es una muestra de agradecimiento a Nuestro Dios Todopoderoso por su gran amor hacia nosotros que aun siendo pecadores nos libró de la muerte.
Dando gloria a Dios con canticos y salmos, con instrumentos y con la voz, es algo maravilloso que además de ser una ofrenda agradable, también nos fortalece y nos ayuda a encontrar la paz.
Son tantas las maravillas y proezas que Dios ha hecho que no sería posible contarlas, por lo tanto no dejemos de alabarlo y dejémonos guiar por el Espíritu Santo.